sábado, 12 de enero de 2013

Un «monstruo» marino como un autobús y de dientes como cuchillos

El Thalattoarchon, capaz de atacar y devorar presas igual de gigantescas, reinó hace 244 millones de años en lo que hoy es el desierto de Nevada

Un equipo internacional de científicos ha descubierto en lo que ahora es el desierto de Nevada (EE.UU.) el fósil de un antiguo depredador marino de 8,6 metros de largo que debía de sembrar el terror en los mares del Triásico, hace 244 millones de años. Dotado de un enorme cráneo y mandíbulas armadas con grandes dientes de bordes cortantes, era capaz de atacar y devorar sin problemas a presas de su mismo gigantesco tamaño. Según los científicos, el Thalattoarchon saurophagis (soberano del mar, comedor de lagartos), como ha sido bautizado, representa el primer gran depredador en las cadenas alimentarias marinas que se alimenta de animales con un tamaño similar al propio. La investigación aparece publicada en la revista Proceedings de la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. y ha sido financiada por la National Geographic Society.

El Thalattoarchon es un representante temprano de los ictiosaurios, un grupo de reptiles marinos que vivieron al mismo tiempo que los dinosaurios y que vagaron por los océanos durante 160 millones de años. Además de por su gran tamaño, el «monstruo» se caracterizaba por un cráneo enorme y sus fuertes mandíbulas, con dientes cortantes como cuchillos que utilizaba para apresar y arrancar la carne de sus presas, otros reptiles marinos también de gran tamaño. Debido a que se trataba de un metadepredador, capaz de alimentarse de animales con cuerpos de tamaño similar, el Thalattoarchon era comparable a las orcas modernas.

Éxito tras la extinción

Los científicos destacan que solo ocho millones de años antes de la aparición de Thalattoarchon se había producido la extinción severa del final del período Pérmico, que mató a entre el 80 y el 96% de las especies en los océanos de la Tierra. El surgimiento de un depredador como el Thalattoarchon «documenta la rápida recuperación y la evolución de un ecosistema de estructura moderna después de la extinción», explican los investigadores.

«Cada día aprendemos más sobre la biodiversidad de nuestro planeta, incluyendo las especies vivientes y fósiles y sus ecosistemas», afirma Nadia Fröbisch, del Instituto de la Evolución de Leibniz y coautora de la investigación. «El nuevo hallazgo caracteriza el establecimiento de un nivel nuevo y más avanzado de la estructura del ecosistema. Hallazgos como el del Thalattoarchon nos ayudan a entender la dinámica de nuestro planeta en constante cambio y, en última instancia, el impacto que los seres humanos tienen en el entorno actual».

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