El estudio detalla cómo los investigadores utilizan rasgos genéticos y físicos para reconstruir el ancestro común de los mamíferos placentarios, la criatura que dio lugar a muchos mamíferos que viven hoy.
Un equipo internacional de científicos ha generado el árbol de la vida más amplio hasta la fecha sobre los mamíferos placentarios, que son aquellos que tienen a sus crías en la placenta del útero materno durante largo tiempo para alimentarlas, incluyendo desde los murciélagos, los roedores, las ballenas hasta los seres humanos.
El estudio detalla cómo los investigadores utilizan rasgos genéticos y físicos para reconstruir el ancestro común de los mamíferos placentarios, la criatura que dio lugar a muchos mamíferos que viven hoy. Los datos muestran que, contrariamente a una teoría común, el grupo se diversificó después de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años.
La investigación, publicada en la revista 'Science' y financiada por el Programa del Montaje del Árbol de la Vida la 'National Science Foundation', podría ayudar a los científicos a entender mejor cómo los mamíferos sobrevivieron a cambios climáticos del pasado y de qué forma pueden verse afectados por condiciones ambientales futuras.
Los investigadores registraron los rasgos de observación de 86 especies de mamíferos placentarios, incluyendo 40 especies fósiles. La base de datos resultante contiene más de 12.000 imágenes que corresponden a más de 4.500 rasgos que detallan las características de la presencia o ausencia de alas, dientes y huesos determinados, el tipo de cubierta de pelo y estructuras cerebrales. El conjunto de datos es aproximadamente 10 veces más grande que la información utilizada en los estudios previos de las relaciones de mamíferos.
Científicos de la Universidad de Florida (Estados Unidos) lideraron el equipo que analizó la anatomía de los primates vivos y fósiles, incluidos los lemures, monos y seres humanos, así como sus más cercanos parientes vivos, lémures voladores y las musarañas de árbol.
"Con respecto a la evolución, es fundamental para entender las relaciones de la vida y los mamíferos fósiles antes de hacer preguntas acerca de cómo y por qué" , dijo el coautor Jonathan Bloch, profesor asociado de Paleontología de Vertebrados en el Museo de Historia Natural de Florida de la institución universitaria.
"Esto nos da una nueva perspectiva de cómo los grandes cambios pueden influir en la historia de la vida, como la extinción de los dinosaurios, se trataba de un acontecimiento importante en la historia de la Tierra que potencialmente luego permite establecer el marco de la diversificación total ordinal de los mamíferos, incluyendo a nuestros propios antepasados muy lejanos", agrega este experto.
Para la investigación se utilizó una potente base de datos en la nube y de acceso público llamada MorphoBank, www.morphobank.org. A diferencia de otras reconstrucciones, el nuevo estudio comibina dos tipos de datos: datos de observación de rasgos tales como la anatomía y el comportamiento y datos genómicos codificados por el ADN.
"Descubrir el árbol de la vida es como armar una escena del crimen, es una historia que sucedió en el pasado que no se puede repetir", dijo la autora principal, Maureen O'Leary, profesora asociada en el Departamento de Ciencias Anatómicas en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stony Brook e investigadora asociada en el Museo Americano de Historia Natural.
Y agrega: "Al igual que con la escena del crimen, las nuevas herramientas de ADN añaden información importante, pero también lo hacen otros indicios físicos como una masa o, en el ámbito científico, los fósiles y la anatomía. La combinación de todas las pruebas produce la reconstrucción más informada de un hecho pasado".
"Fue una gran forma de aprender anatomía, en pocas palabras --dijo el coautor Zachary Randall, estudiante graduado de Biología de la Universidad de Florida e investigador asociado en el Museo de la Florida--. A pesar de la codificación para los humanos, pude ver claramente que las características anatómicas son únicas, compartidas o no compartidas con otros grupos de mamíferos".
Bloch y Randall colaboraron con los coautores María Silcox, de la Universidad de Toronto Scarborough (Canadá), y Eric Sargis, de la Universidad de Yale (Estados Unidos) para caracterizar a los seres humanos, más siete especies vivas y una fósil del clado Euarchonta, que incluye primates, musarañas arborícolas y lémures voladores.
La historia evolutiva de los mamíferos placentarios se ha interpretado de maneras muy diferentes en función de los datos analizados. Un análisis anticipado, basado en los datos genómicos, sólo predijo que un número de linajes de mamíferos placentarios existió en el Cretácico Tardío y que estos sobrevivieron a la extinción masiva del Cretácico-Paleógeno.
"Se ha sugerido que los primates se separaron de los otros mamíferos mucho antes de la extinción de los dinosaurios, pero nuestro trabajo mediante una prueba directa del registro fósil nos cuenta una historia diferente", dijo Bloch. El equipo reconstruyó la anatomía de la placenta de un antepasado común para determinar que tenía un útero bicorne, un cerebro con una corteza cerebral complicada y una placenta en la cual la sangre materna se produjo en estrecho contacto con las membranas que rodea el feto, como en los seres humanos.
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