Sus mandíbulas son robustas y sus dientes, como los de las hienas, servían también para devorar presas de sangre caliente.
Esta especie de morsa, ya extinta, vivió en las costas de California, en una época de calentamiento global.
Leones marinos, nutrias, ballenas jorobadas y focas son animales que resultan familiares para la mayoría de los californianos de hoy en día. Pero las costas de california albergaron una vez animales mucho más exóticos y extraños: pájaros gigantes con dientes, tiburones del tamaño de las ballenas, pingüinos voladores... Y una de estas especies era una morsa gigante y asesina que se comportaba como un pez pero que devoraba a sus presas gracias a sus fuertes mandíbulas y enormes dientes.
Las investigaciones que se han realizado gracias a este nuevo fósil, y que han sido publicadas en la revista PLoS ONE, revelan que este animal era un diestro depredador de otros animales marinos gracias a sus robustas mandíbulas con grandes caninos. Además, este tipo de morsa, conocida como Pelagiarctos y que ya se extinguió, era capaz, gracias a su morfología, de devorar grandes presas sin discriminar: se alimentaba de peces, invertebrados y, en ocasiones, podía también comer presas de sangre caliente.
Robert Boessenecker, paleontólogo de la Universidad de California y uno de los autores del estudio, asegura que los más característico de las mandíbulas de esta morsa asesina es que son muy grandes y sus huesos se fusionan en la barbilla, como en el caso de los hombres. Los grandes dientes son parecidos a los que tienen los animales 'rompe-huesos' como las hienas.
En este sentido, el paleontólogo asegura que esta morsa "se adaptó para alimentarse de presas de sangre caliente". Y así, el gran tamaño y la fusión de sus mandíbulas la convertían en un "depredador de primera línea o en una morsa asesina, si se prefiere", señala Boessenecker acerca de este nuevo descubrimiento.
Esta morsa vivió hace 15 millones de años, en un momento de calentamiento global en la Tierra. De ella, el paleontólogo recuerda que sólo se han encontrado 7 ejemplares en la zona de Sharktooth Hill de California, unos fósiles que son "extremadamente raros".
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