Un conjunto de estudios genéticos recientes han sugerido que los humanos modernos tuvieron sexo con los neandertales miles de años atrás, cuando las dos poblaciones habitaron el planeta una al lado de la otra. Sin embargo, los huesos dejados por las dos especies no llevan trazas evidentes de mestizaje, y un nuevo estudio de los monos en México muestra por qué no debemos esperar que lo hagan.
Los investigadores examinaron muestras de sangre y de cabello, tomadas de monos aulladores y monos aulladores negros que fueron capturados vivos en México y Guatemala entre 1998 y 2008. Las dos especies de monos son descendientes de un ancestro común, alrededor de 3 millones de años atrás, hoy en día viven en hábitats distintos en su mayoría, a excepción de una "zona híbrida" en el estado de Tabasco en el sureste de México, en donde conviven y se cruzan.
A través del análisis de marcadores genéticos, tanto del ADN mitocondrial (el ADN que se transmite por las madres) y el ADN nuclear, los investigadores identificaron 128 individuos híbridos que probablemente sean el producto de varias generaciones de cruzamientos. Aun así, estos híbridos comparten la mayoría de su genoma, ya sea con una u otra de las dos especies y el equipo encontró eran físicamente indistinguibles de los individuos puros de esta especie.
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